La semana pasada disque me dio un ataque de influenza que la verdad nunca confirmé si me dio o no. La cosa es que Emilio no fue a la guardería porque mi mamá también se enfermó y no me podía ayudar a llevarlo, por lo que decidí dejarlo conmigo pues yo me sentía muy bien.
El fin de semana estuvimos Javi y yo con Emilio y todo bien.
El lunes yo me quedé en la casa con Emilio y fue pesado pero no hubo crisis.
Pero el martes: Oh my God! Fatal. Hubo crisis familiar.
Llegó a pegarme, a decirme "tu nooo", "quiero a mi Tito" y yo lloré junto con él.
Eso me dejó pensando si de verdad yo esté lista para dejar mi trabajo y dedicarme a ser ama de casa de tiempo completo. Una madre abnegada dedicada a sus hijos. Creo que no tengo ese don, esa vocación, ese no se qué.
El miércoles le pedí a Javi que llevara a Emilio a Nanti y cuando fui por el en la tarde todo fluyó de manera armónica. Platicamos, jugamos, nos dormimos, cantamos, etc.
Entonces me di cuenta que el mismo Emilio también necesita su espacio, sus actividades, sus momentos lejos de mamá.
Ayer tuvimos una cena y me sorpendió la adaptabilidad de Emilio. Era ya tarde y el sin renegar convivía con la gente hasta que se quedó dormido.
Creo que todas las personas, tengan la edad que tengan , necesitan de una diversidad de actividades y de momentos que las hagan sentirse felices con ellos mismos.
Dedicarnos a servir al otro olvidanonos de nuestro yo y dejar que nuestra existencia gire en torno a los demás a la larga deja vacío e instatisfacción.
Saliendo de aqui, ire corriendo por Emilio para compartir con el, lo que cada uno hizo en la mañana que estuvimos separados.
Love you Javier Emilio!
